sábado, 31 de enero de 2004


...Una tarde cruzando el Luxemburgo, vio una flor.
- Estaba al borde de un cantero, una flor amarilla cualquiera Me había detenido a encender un cigarrillo y me distraje mirandola. Fue un poco como si también la flor me mirara, esos contactos, a veces... Usted sabe, cualquira los siente, eso que llaman belleza. Justamente eso, la flor era bella, era una lindísima flor. Y yo estaba condenado, yo me iba a morir un día para siempre. La flor era hermosa, siempra habría flores para los hombres futuros. De golpe comprendí la nada, eso que había creído la paz, el término de la cadena.

La Flor Amarilla - Julio Cortazar

Hoy fue un día lleno de contrastes, como los que forma aquella delgada y sutil linea producida por el balcón de un edificio de oficinas sobre la 19 en las mañanas soleadas.
Primero a mañana fué calida y luminosa, todo hacia pensar que iba a ser un buen día, la buseta no muy llena y sin vallenatos, el jugo de naranja por $500 no muy dulce, no muy ácido...
Luego un medio día sin novedades, casi anónimo, a no ser por el quemon en la lengua con el primer bocado del Chop-Suey donde los Chinos.
Y Finalmente una tarde que a pesar de estar soleada, poco a poco se fué vistiendo de grises.
El tan esperado encuentro con una amiga finalmente no se dió. Al parecer nos cruzamos un par de veces y no logramos vernos.
Luego el tedio, y la desilusión por los planes fallidos. Pero al final la luz nuevamente me iluminó mientras veía:


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