domingo, 28 de marzo de 2004

... y colorín colorado este cuento se ha acabado

Hace ya mucho tiempo, cuando entre otras cosas me dedicaba a hacer una que otra artesanía solia marcar los cambios en mi vida con el cambio de un collar de hilo. Escogia los colores cuidadosamente y los hacia con calma y luego los vestia hasta que estuvieran totalmente deshechos o yo considerara que ya habia cambiado.
Unos duraban unas cuantas semanas otros varios meses, pero siempre marcando un cambio en mi vida. Tomé la desición de extender esa forma de marcar mi tiempo a otras cosas, asi pues las manillas, collares y dijes que me eran dados por otras personas empezaron a marcar otros tiempos, a veces incluso hasta determinaban lo pertinente de una relación. No sé si ha sido coincidencia, pero cada vez que uno de estos objetos me dejaba tenia una relación inequívoca con lo que estaba sucediendome en ese momento.
Hace unos minutos he dejado atrás otra cosa...
Mi cabello, el que habia dejado crecer desde que entré a la Universidad y que ya se extendia hasta la mitad de mi espalda. Haberme desprendido de él más que el cumplimiento de una promesa propia y un compromiso adquirido con varias personas, es un acto simbolico. El cambio físico expirementado ahora, no es más que una pequeña fracción de los profundos cambios interiores que he experimentado en los últimos años. Y estos más que a la Universidad, se los debo a mis amigos, a esa familia de espíritu que me ha enseñado tantas cosas, y que disimuladamente ha sincelado y pulido varias de las rocas de la cantera de mi alma.
Muchas gracias a todos ellos: Carolina, Johanna, Gina, Gina, Bibiana, Gloria, Franky, Jaguar, Himura, Nicolay, El Abuelo, Fabio, Daniel, El Capi, Mario, Raùl, ... y todas las personas que he conocido durante estos años en el claustro con la excusa de estudiar.

Ahora sólo resta usar todos estos conocimientos y hacerlos servir para algo útil.

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