sábado, 6 de marzo de 2004

Entendiendo la felicidad

Happiness is a state of mind
not something that can be taken from others
or from the outside world

Paramananda (Dalai-Lama)

Hace poco acabo de llegar a mi casa, hoy sali a las 9.00 am y realmente no fue un día muy productivo, bueno al menos en salir del paso con las varias cosas que tengo pendientes. Casi todo el día me la pase hablando, de un cosa y de la otra, en UniLago mientras recogiamos un servidor, en la oficina con Carolina... Pero la charla más curiosa se dió al final del día, a las 6.00 de la tarde todos nos alistamos para salir pues como nueva política de la empresa estan tratando de establecer una 'Jornada Única', y como había sido un día caluroso salimos todos a tomarnos una cerveza, cuando o sorpresa cuando salimos empezó a lloviznar, suceso que no logró desanimarnos obviamente, pasamos la calle y nos metimos en la tienda de la esquina, nos sentamos Carolina, Elizabeth (la gerente de la empresa), Igor, un amigo de Igor (creo que se llama Henry) y yo. Para mí fué un poco raro, primero por que no acostumbro a salir a tomarme una cerveza, segundo por que a pesar de conocerlos a casi todos, y estar trabajando directa o indirectamente con ellos desde hace seis meses, nunca habia salido con ellos(si, soy un poco asocial, ?Y?). Bueno el caso fue que nos sentamos a charlar, y supuestamente el tema del día eran los blogs, pues Carolina me la estuvo montando todo el día con el tema, primero tuvimos que explicarle a Elizabeth que eran para ponerla en contexto, pero como en buena conversación de colombianos pronto pusimos una coma (,) y pasamos a otro tema. Empezamos a hablar de la ciudad, de como habia cambiado en los últimos 10 años, de la transformación que ha tenido, buena o mala, a raíz de Transmilenio... en fin, me pareció muy interesante, en particular escuchar a hablar a Elizabeth, ella es una señora que esta por los 40 y que tiene toda la ternura e ingenuidad de un niño o de un abuelo. Ella nos contó varias cosas, unas tan poco comprensibles para nosotros, como el hecho de que hubiera llorado el día en que inaguraron Transmilenio (pues para ella era algo unico poder viajar de un extremo a otro de la ciudad en 45 minutos y poder ver como en una vitrina la gran cantidad de realidades simultaneas que vivimos en esta caótica ciudad); otras muy dulces, como la vez que fué a Tulua para llevar a su hija a conocer el mar y que después de más de un inconveniente para poder conseguir alojamiento y poder recostarse un rato, se despertó y creyó que se habia quedado ciega por que se levantó en la más absoluta obscuridad (se habia ido la luz por que la planta se daño y pues el lugar donde habían logrado quedarse era un isla); también hablamos de las responsabilidades, de aquellas cosas que realmente logran alterarnos, esa sensación de defraudar a alguién, y en especial a uno mismo, fue muy chevere, también nos contó de un viaje que hizo desde un pueblo del Magdalena hacia Cartagena en un 'lechero', un viaje de 5 horas se convirtió en todo un tour de 10, nos decia que ya llegando a Cartagena vió esa vez (y creo que no ha cambiado mucho desde ese entonces) como la gente de los alrededores vivia en las condiciones más deplorables y se aterró por eso, pero que sin embargo mientras veia todo eso desde la ventana del bus también vió a tres viejos, re-viejos, que estaban sentados afuera de una choza tocando la gaita, la tambora y una flauta y que disfrutaban inmensamente de la música, en ese momento supe que era la felicidad, dijo, es algo que se lleva dentro, uno se la pasa 40 años tal vez más tratando de buscar la felicidad en cosas agenas a uno y en realidad no es más que algo que se lleva por dentro.
Al oirala decir eso recordé la frase que encabeza este post y que ya había colocado en otro, y la entendí un poco más. No voy a tratar de poner aquí lo que he pensado, todavia pertenencen a un lenguaje sin palabras, pero sí que mientras escribo esto y haciendo alusión al nombre de este blog, una vez más se me hizo evidente que todos tenemos que aprender ciertas cosas, las importantes, esas que no se aprenden en la universidad ni el colegio, y que nadie puede decirnos como ni como, a cada uno le correponde encontrarlas por si solo, pero estan ahi esperando que las descubramos.

Para finalizar el día, aproveché que el bus en que venía dejo la luz encendida y segui leyendo un libro que compré hace unos días en la Acuario, "El Castillo de Lord Valentine", lo escogí más que por el título por el autor, Robert Silverberg. De todo lo que alcancé a leer desde allá hasta mi casa, me gustó mucho una parte en la que le enseñan a Valentine el arte del malabarismo que cito a continuación:

"(...) Hoy vamos a ocuparnos de la filosofía del arte.
- ?Filosofía?
-?Crees que el malabarismo es un simple truco? -preguntó el hombrecillo, como si estuviera herido-.?Un pasatiempo para mirones??Un medio para ganar un par de coronas en un carnaval provincial? Malabarismo es todas esas cosas, si, pero en primer lugar es una forma de vida, amigo, un credo, una especie de culto.
- Y un tipo de poesía -dijo Carabella.
Sleet asintió.
- Exacto, también es eso, Y una matemática. Enseña tranquilidad, control, equilibrio, sentido de colocación de las cosas y de la estructura fundamental del movimiento. El malabarismo tiene algo de música. Por encima de todo está la disciplina.
(...)
Su conciencia parecía estar dividada: una parte ejecutaba las recogidas y lanzamientos precisos y exactos, la otra vigilaba las bolas que flotaban y descendían y efectuaba rápidos cálculos de velocidad, ángulo y ritmo. La parte analítica de su mente enviaba datos instantánea y constantemente a la parte de su mente que dirigía los lanzamientos y recogidas. El tiempo parecía estar dividido en infinidad de roces y sin embargo de un modo paradójico, Valentine no tenía sensación de sequencia: la tres bolas estaban fijas en sus lugares, una siempre en el aire, dos en las manos. El hecho de que constantemente hubiera una bola distinta en una de esas posiciones carecía de trascendencia. Cada bola era la totalidad. El tiempo se había detenido. él no movía, no lanzaba, no recogía: sólo observaba el flujo, y el flujo se había inmovilizado más allá del tiempo y el espacio. Valentine comprendió el misterio del arte. Había entrando en el infinito.(...) Habia aprendido que el movimieno era ilusión y que la sucesión es un error de percepción. Sus manos actuaban en el presente, sus ojos escudriñaron el futuro, y a pesar de ello solo existía ese instante de ahora. "

Quiero aprender a ser malabarista, o funambulista como dice Ende!
Ahora mismo esta cerrada la tienda, pero mañana mismo consigo unos limones para empezar a practicar ;).

SUENA:The Division Bell - Pink Floyd

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